miércoles, 13 de octubre de 2010

Los hechos del 17 de junio al 3 de julio

Este es un relato de lo sucedido en Bariloche entre el 17 de junio y el 3 de julio, en relación a los asesinatos de los jóvenes Diego, Nino y Sergio.

Reproducido con permiso, de la publicación “Arde Morales”


Los hechos

Por Melissa Bendersky.


En poco tiempo ocurrieron muchas, y muy graves, cosas. Para intentar comprender lo que está pasando en Bariloche y la provincia -a nivel social y político- es importante empezar por los sucesos que parecen haber hecho estallar la crisis; aquellos que marcaron trágicamente los días 17/18 de junio.


Jueves 17 de junio


A las 4.30 de la madrugada policías de la comisaría 28 del barrio Boris Furman de Bariloche, persiguieron a un grupo de jóvenes del barrio. Mientras corría escapando, Diego Bonefoi, de 15 años, murió por un disparo de arma de fuego, efectuado a dos o tres metros de distancia, que le pegó en la nuca. Se sospecha del cabo Sergio Colombil como autor del disparo.


El juez Martín Lozada, a quien le tocó el caso, se presentó en el lugar del asesinato alrededor de las 5 de la mañana, ordenó los rastrillajes y peritajes correspondientes, secuestró las armas de los policías involucrados, y la detención de Colombil.


La familia de Diego Bonefoi recibió la noticia durante el partido del mundial Argentina-Corea del Sur, que empezó a las 8.30 hs.


Jóvenes del barrio, familiares y amigos de Diego Bonefoi comenzaron a manifestarse frente a la comisaría.


Esa mañana el ministro del Gobierno provincial y el secretario de Seguridad y Justicia, se encontraban en el municipio local.


En la protesta los jóvenes tiraron piedras y prendieron fogatas en la calle. La policía reprimió con gases lacrimógenos y postas de goma. Algunos policías decidieron usar balas de plomo.


Se suspendieron las clases en las escuelas de la zona.


Se atacó el local de una cadena de supermercado ubicado en el barrio.


Cerca de las 16 horas se repitieron los enfrentamientos y la represión.


Muchos vecinos se acercaron para enterarse de qué estaba pasando.


Alrededor de las 16.30 fue herido Nicolás "Nino" Carrasco, de 16 años, que estaba mirando lo que sucedía. Los Carrasco vieron el partido y almorzaron en familia. Después el padre y Nino trabajaron hasta pasadas las 16. A esa hora se asomaron a mirar qué pasaba. Nino volvió a su casa y se cambió porque iba a ver a su novia. Según testigos, Nino quedó atrapado con otros jóvenes en el fuego policial. Recibió varios disparos, y al menos uno fue de arma de fuego. Fue asistido por su madre y otras personas que lo cargaron en un auto y lo llevaron al hospital.


En horas de la tarde también Sergio Cárdenas (de 29 años) y Karina, su mujer, salieron a ver qué pasaba. Se dirigieron a la casa de la madre de Karina porque estaban intranquilos por los disturbios. Fueron caminando, pero Karina volvió a buscar a sus hijos y retornó a lo de su madre en el vehículo familiar. Karina dejó el auto protegido y caminó hasta lo de su madre con los chicos en brazos, apenas entró a la casa le avisaron que su marido había sido herido y trasladado al hospital.


Sergio Cárdenas llegó muerto al hospital.





Cerca de las 18.30 el intendente Marcelo Cascón, el juez Lozada y colaboradores, intentaron conversar con los vecinos que protestaban. No se logró pacificar la situación, sino que por el contrario el intendente fue agredido y el auto en que se movían fue apedreado.


La policía siguió reprimiendo.


En el hospital los familiares de Nicolás Carrasco recibieron la noticia de su muerte cerca de la medianoche, aunque el horario de defunción fue alrededor de las 21.30.


Ni el gobernador, ni sus ministros dieron ninguna señal.


Algunas organizaciones sociales se acercaron a hablar con los jóvenes que tiraban piedras para intentar calmar los ánimos, pero siguieron las agresiones y la represión.


22 personas sufrieron heridas de distinta gravedad y fueron atendidas en el hospital zonal. Hubo al menos una persona, herida con bala de plomo, que fue atendida en un hospital privado.



Viernes 18 de junio


Se convocó a una marcha a las 12.30 hs contra la represión policial en el Centro Cívico. La intendencia, el Concejo Deliberante y demás oficinas públicas estaban cerrados. No hubo ningún representante político del estado con quién dialogar. Se manifestó pidiendo justicia en la Comisaría Segunda. Después se decidió acompañar a los vecinos de los barrios damnificados a manifestar pacíficamente a la Comisaría 28.


Frente a la comisaría 28 hubo provocaciones mutuas entre algunos chicos y la policía y el BORA. Nuevamente se enfrentaron, piedras de un lado y gases lacrimógenos y balas de goma del otro.


Los familiares y amigos de las tres víctimas fatales velaron a los jóvenes muertos.


El gobernador decidió pasar a disponibilidad al comisario Jorge Carrizo, jefe de la Comisaría 28, y a los cuatro policías que habían estado de guardia la noche del jueves.


Alrededor de las 17 hs. los manifestantes fueron "arriados" hacia el centro por la represión. La furia estaba en su punto más álgido y cuando el grupo, de unas 30 o 40 personas, llegó al Centro Cívico de nuevo, se prendió fuego a neumáticos, se rompieron vidrios y se tiró una bomba molotov contra la comisaría. La puerta de la municipalidad (que seguía cerrada) recibió una pintada que decía "Cascón hacete cargo de tu policía asesina".


Pocos minutos después la policía -con el BORA a la vanguardia- reprimió.


Los comerciantes, artesanos y turistas que hasta ese momento no se habían enterado o sintieron que ese conflicto no tenía que ver con ellos, no tuvieron más remedio que involucrarse porque el conflicto se desarrolló en las veredas de la Mitre. En la escapada los manifestantes rompieron algunas vidrieras e improvisaron una fogata en Mitre y Quaglia.


Los gases hacían irrespirable el aire. La policía salió a apresar a los manifestantes.


El caos en el tránsito vehicular fue resuelto por vecinos, algunos de los que también habían participado de las marchas pero de forma pacífica.


Los policías (no queda claro porqué motivo) detuvieron a tres obreros que estaban trabajando en una construcción situada en Frey y Mitre. El responsable de la obra tuvo que ir a la comisaría a liberarlos.


La policía persiguió por calle Mitre, Costanera y hasta el shopping de Onelli y Elflein a los manifestantes. En el shopping un agente del BORA detuvo a Mario Cayún, que no había estado en las manifestaciones. El agente le fracturó el brazo, lo golpeó, lo amenazó y lo llevó detenido a la comisaría II.


Alrededor de las 18hs. se suspendió el transporte público, lo que aumentó el caos y la sensación de inseguridad en la ciudadanía.


Los detenidos, según denunciaron posteriormente, fueron maltratados por la policía, hacinados en una celda húmeda y con el piso mojado en la que habían tirado gas lacrimógeno.


Hubo catorce comercios de la calle Mitre con vidrios rotos; a seis les robaron mercadería de sus vidrieras.


En total hubo 15 detenidos. Varios sufrieron golpes, torturas, vejámenes, y algunos denunciaron, además, robos por parte del personal policial.


Pasadas las 19 hs. se reunieron varias organizaciones sociales e instituciones para ver cómo actuar frente a estos hechos.


Gracias a la intervención de las organizaciones sociales y del juez Lozada se pudo mejorar las condiciones de detención y liberar a los menores con prontitud.


Cayún fue trasladado al hospital pero retirado de la guardia antes que lo atendiera un médico. Pasó la noche en el calabozo común, con los otros detenidos, sin recibir atención médica de ningún tipo.


El poder ejecutivo y el legislativo tanto provincial como municipal no se hicieron presentes durante los conflictos. Se supo que el intendente había estado por la tarde, en un hotel céntrico, reunido con funcionarios, concejales, sindicalistas, empresarios y comerciantes.


Durante la noche la policía circuló por los barrios damnificados, intimidando a quién estuviera en la calle. Algunos jóvenes mantuvieron enfrentamientos aislados con la policía hasta las 3.30 de la madrugada del sábado, aproximadamente.


El intendente con los concejales, autoridades empresariales y sindicales, elevaron un pedido a la presidenta Cristina Fernández y al gobernador Saiz, para lograr la intervención de Gendarmería Nacional.


Anunciaron que viajaría a la ciudad la secretaria de Derechos Humanos de la provincia.





Sábado 19 de junio


Por la mañana se dieron cita en la sala de prensa de la municipalidad organizaciones, instituciones y vecinos para conformarse en Asamblea Permanente Multisectorial Contra la Represión Policial. Estuvo presente la secretaria de Derechos Humanos, Gladis Cofré.


Por la mañana se realizaron los sepelios de Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas, en el Cementerio Municipal.


El gobierno provincial decidió retirar la comisaría 28 del barrio Boris Furman.


Las autoridades policiales negaron haber usado municiones convencionales durante la represión y dijeron que en principio no eran responsables de la muerte de los dos jóvenes que fueron baleados el jueves.


Pasado el medio día se realizó en el Cementerio Municipal el sepelio de Diego Bonefoi.


En los barrios los ánimos por fin se calmaron un poco.


La Multisectorial decidió quedarse en el municipio hasta que se tomen medidas concretas.


Desde el gobierno Nacional dijeron que no iban a mandar a Gendarmería.


En los medios de prensa se pudo ver aflorar la xenofobia, el racismo y la intolerancia de gran parte de la población.


Los comerciantes estaban enojados por las vidrieras rotas y por la mala imagen que se estaba dando al turismo.


La Multisectorial, familiares y amigos de las víctimas decidieron cortar la ruta 40, para exigir "juicio y castigo efectivo" para los asesinos. La provincia dio orden de que no hubiera policía en la zona. El corte de ruta se desarrolló con tranquilidad.



Domingo 20 de junio


Mudan la comisaría 28 al edificio del SPLIF de Onelli y La Paz.


El gobernador declaró: "No hay que politizar la seguridad. Es indigno que algunos se monten a un hecho trágico para hacer política."


Parte de la ciudadanía pide la renuncia del ministro de Gobierno, del secretario de Seguridad y del gobernador.


A las 20 hs. comerciantes, empresarios, familiares de policías y punteros políticos, convocan a una marcha vía SMS y facebook, para apoyar a la policía. Participaron unas 2000 personas, entre ellas, 3 concejales. La marcha fue criticada por la opinión pública y la prensa, porque tuvo ribetes fascistas, discriminatorios y de intolerancia. Los policías usaron los patrulleros para desfilar, en una suerte de acto cívico-militar.



Lunes 21


Se organizó otra marcha en apoyo a la policía, se repitieron las consignas, las muestras de ideologías reaccionarias y el desfile de policías. Participaron unas 3000 personas.


A raíz de estas marchas el lazo de solidaridad se ha roto en la ciudadanía, que está más fragmentada que nunca.


Frente a las demostraciones a favor del accionar policial, muchos extranjeros suspendieron sus viajes a la ciudad.


El intendente aseguró que Saiz "se desentendió" de Bariloche.


El intendente, funcionarios y representantes de algunas instituciones, viajaron a Viedma.


La Asamblea Multisectorial abandona la sala de prensa del municipio.



Martes 22


A las 11 hs las familias de las victimas convocaron a una marcha para pedir justicia.


El abogado del cabo Colombil, presentó una recusación para apartar al juez Lozada de la causa que investiga la muerte de Bonefoi. El juez rechazó la recusación.


Parte de la ciudadanía sigue pidiendo la renuncia del ministro de Gobierno, del secretario de Seguridad y del gobernador.


La comitiva barilochense se reunió con el gobernador, legisladores y el gabinete provincial. Conformaron el Gabinete Social y el gobernador se comprometió a viajar a Bariloche la semana próxima.



24 de junio


Nueva movilización para pedir justicia. Participan familiares de los muertos, vecinos, gremios de la CTA, población en general y trabajadores del SPLIF, desplazados de su lugar de trabajo por el traslado de la Comisaría 28.


La emisora FM Gente de Radio sufre amenazas, porque, según interpretó la mujer que llamó, "hablan mal de la policía".



Viernes 25 de Junio


El juez Lozada caratuló como "Homicidio doblemente calificado" el caso que investiga la muerte de Bonefoi, donde el único sospechoso es el cabo Colombil.

La abogada y docente Marina Schifrin es amenazada y agredida via mail, en grupos de facebook y por teléfono. Las amenazas son de tono reaccionario y discriminatorio.


Lunes 28 de junio


En una jugada duramente cuestionada, la Cámara Segunda del Crimen hizo lugar al recurso presentado por la defensa del cabo Colombil, y apartó al juez Lozada de la causa que investiga la muerte de Bonefoi. Se declaró nula la declaración indagatoria, el procesamiento y la prisión preventiva. Lozada será reemplazado por Gaimaro Pozzi.


1 de julio


El gobernador finalmente viajó a Bariloche. En conferencia de prensa dijo que "no habrá renuncias si la justicia no determina que hubo responsabilidad". También afirmó: "El grupo BORA no ha disparado municiones de plomo. Sí ha disparado balas de goma y gases. Esa es la información que yo tengo".

Los familiares de las víctimas dijeron sentirse frustrados por las respuestas de Saiz.


3 de julio


Gaimaro Pozzi quedó confirmado como juez en la causa por el asesinato de Bonefoi. Y el juez Lozada fue nombrado en la causa por los asesinatos de Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas.


Por información relacionada, ver http://ardemorales.blogspot.com/

domingo, 10 de octubre de 2010

Retornarán los libros, las
canciones
que quemaron las manos
asesinas.
Renacerá mi pueblo de
su ruina
y pagaran su culpa los
traidores asesinos.

17/06/2010
DIEGO, NINO Y SERGIO
POR SIEMPRE PRESENTES
Bariloche: familiares de fallecido no avalan marchas violentas ni el traslado de la comisaría
A pesar del dolor, la mujer de Sergio Cárdenas, Karina Riquelme, pidió “paz y tranquilidad” para Bariloche y expuso que no está de acuerdo con las marchas violentas ni con que hayan cambiado la comisaría del lugar, publica la agencia ABN.
“No participamos de ninguna de las marchas, estoy tan dolida que ni pude mirar las noticias. No estoy de acuerdo con que salgan a romper todo. Me dijeron que habían prendido el Centro Cívico, a esa hora nosotros estábamos velando a Sergio”, dijo y añadió que tampoco está de acuerdo “con que hayan sacado la comisaría 28″. “Yo también quiero seguridad”, señaló.
La mujer exigió que “se haga justicia” y se esclarezcan las circunstancias del fallecimiento de su marido, quien recibió un balazo de arma de fuego el pasado jueves durante los violentos incidentes tras la muerte del joven Diego Bonefoi.
La mujer subrayó que su “marido no era un delincuente” y que el jueves pasado sólo salió “a ver lo que pasaba” y recibió un disparo.Aseguró que a su marido “lo mató un policía”, ya que así se lo contaron las dos personas que se encontraban con él al momento del hecho y agregó que espera se identifique al culpable y se “haga justicia”.
Fuente: Infobae

DOLOR DE VECINOS Y AMIGOS

28 / 06 / 10
Diego Bonnefoi no aprendió a caminar de chico, según la leyenda barilochense. Diego no tenía otro destino. Diego no tenía límites. Diego no tenía Estado. Diego podía elegir su destino sudamericano: chorro, policía, pentecostal, pizzero. A Diego lo mataron por la espalda antes de que elija exactamente qué quería ser: por ahora le gustaban las minitas, la calle, estar entre amigos y amanecer despierto. Lo que tenía o no tenía en su mochila el día de su muerte nadie lo va a saber porque nadie se anima a creerle a los que lo mataron. Según las versiones canallas su padre era puntero radical, o su padre era enemigo de los hermanos “Jabalí” (los dueños de la droga en Bariloche, protegidos de la Policía), o su padre era chorro. Desde la puerta de la casa de Diego se ve la comisaría. No lo mató la Policía solamente: lo mataron los uniformados que trabajaban enfrente, a menos de cincuenta metros de su almohada, de su colchón húmedo, de su armario con ropa donada de la iglesia. El sadismo del disparo en la nuca, el sadismo del que oye el ruego (no me mates) y eso es música maravillosa, habla de la intimidad del crimen. Y ese es el secreto de unos días en Bariloche: todo el mundo entiende perfectamente todo. El Canal 6 (¿adivinen de qué grupo?) echa leña al fuego, culpabiliza a la víctima, incita la movilización, es la cobertura de una novela familiar: todos saben todo. De qué lado salieron las balas. Y por qué.Los hechosEl jueves 17 de junio a la madrugada, un oficial de la Policía de Rió Negro ejecutó con un disparo en la nuca a Diego Bonnefoi, un adolescente de 15 años que vivía en el Barrio Pedro Furman, en el Alto de Bariloche. La muerte causó la reacción de los jóvenes del barrio que, en la medida en que se iban enterando del crimen, comenzaron a rodear la comisaría 28. Entonces volaron las piedras, y los uniformados respondieron con una violencia aún mayor. El saldo fue de dos muertos más: Nicolás Carrasco, de 16 años, y Sergio Cárdenas, de 28.El sábado siguiente en el centro de la ciudad se produjo algo imprevisto: la reacción de otros vecinos de Bariloche pidiendo que no desmantelen la comisaría 28 que se ubica en el corazón del Alto de Bariloche. Esas dos escenas (los pibes rompiendo de bronca una comisaría tras los crímenes y los vecinos movilizados contra la inseguridad como si nadie hubiera muerto bajo las balas policiales) son posibles y conviven en el corazón de la ciudad por una sencilla razón: el crimen de Diego parece “justificado”. Ni sus 15 años, ni el desamparo del barrio en que vive, mitigan esa reacción: murió porque debía estar muerto. Y ocurrió en un país donde la Policía sigue matando pibes jóvenes. En todas las provincias, en la ciudad de Buenos Aires, en todos los casos la violencia policial contra los jóvenes pobres es un rasgo estructural de la institución.Lo que pasó en Bariloche esa madrugada en que un suboficial que patrullaba un barrio termina pegándole un tiro en la nuca a un pibe de 15 años no es más que un nuevo episodio de este enfrentamiento entre pobres y policías (que también son pobres). Lo que pasa después, cuando todo el personal policial sale de cacería con balas de plomo y deja dos muertos y decenas de heridos, es el camino que cierra el círculo de la impunidad y de la falta absoluta de gobierno civil sobre las fuerzas de seguridad. Hay tres pibes muertos en Bariloche. Hay una causa, a cargo del prestigiosísimo juez Martín Lozada. Hay toda una estructura policial dedicada al encubrimiento. Hay un poder político provincial que debe pagar.28“Se preparan seis meses, les dan el arma y salen a la calle. Ya es policía.” El tío de Nicolás Carrasco tiene apenas uno o dos años más que su sobrino asesinado. Hace cuentas. Seis meses, dice. Los números empiezan a actuar. “Estábamos de novios hace siete meses”, dice la novia. Las dos veces que intentó hablarnos empezó a llorar (en realidad no llora sino que se le caen la lágrimas de los ojos, lo que vuelve la escena aún más desgarradora). Algunos barrios del Alto llevan como nombre el número de viviendas: barrio 169, barrio 170. En el 169 viven ellos. Otros barrios pobres llevan fechas insignes de la memoria nacional y radical: 10 de diciembre, 2 de abril. Pero el Estado es la comisaría 28. Ese es el Estado que conocen, que palpan a diario. “Le pegaron tres impactos de bala. En la pierna la bala tuvo entrada y salida, en la espalda no, se incrustaron en su cuerpo y fueron las que provocaron que no este acá ahora, lo destrozaron por dentro las balas.” Habla la mamá de Nicolás, que tiene fijados los detalles de una autopsia artesanal. Sabe cosas del cuerpo. “Nicolás tenía 16 años, su vida era re tranquila, le gustaba jugar al fútbol, era de Boca, trabajaba con su papá en plomería, nació acá, siempre estaba en contacto con todos los chicos por más que uno le dijera ‘no te juntes con ese por que no me gusta’, no estudiaba, terminó el primario y se puso a trabajar.”El tío de Nicolás habla de Diego Bonnefoi: “era re mujeriego, tenía 15 años, tenia facha, el más bonito del barrio, andaba con pibas. Lo tenían visto más que nada por el hermano. El apellido de ellos era nombrado mayormente por el hermano, el padre, el tío. Pero el andaba con sus amigos, iba al shopping, iba a la escuela, andaba con una pendeja”. En la charla la vida de Diego y Nicolás se cruza todo el tiempo. Hablamos de Nicolás Carrasco pero Diego emerge porque fue el principio de esa cacería. ¿Se conocían? No mucho, según el relato. ¿Por qué murió Nicolás? Porque mientras reprimían salió de su casa. Quiso ir a la casa de la novia a dos cuadras. ¿Qué pasó en el medio? Estaba la Policía, la BORA, una Policía especial, que interviene en los disturbios. Le dispararon. Tal como detalla la madre.Sigue el tío de Nicolás: “El día que mataron a mi sobrino, yo me había levantado a mirar el partido, y se escucharon dos o tres escopetazos, mi hermana me dice ‘hay tres policías acá en la calle’, ya estaban rodeando la manzana y en la cuadra estaban los BORA. Vos querías ir para allá y no te dejaban, fuimos a ver qué pasaba y nos enteramos de que mataron a Diego, y se empezó a juntar gente afuera de la comisaría, indignada. Empezaron a tirar piedras contra la comisaría y yo me prendí también a hacer el aguante, había banda de gente, toda la tarde estuvimos, yo vine, me cambié, me sequé un poco y salí de vuelta, mi sobrino anteriormente había venido a ver qué había pasado y se fue, nosotros seguimos. Entonces, después iba para la casa de su novia, y en ese encontronazo, hicieron una replegada, entraron por esta cuadra, rodeando la manzana, en esa trayectoria le pegaron a él…”.La madre: “La causa abierta por el crimen no tiene nombres al no saber quién le disparó. La Policía dice que había gente particular disparando, y no era así. Está como ‘homicidio’ pero ahí nomás queda. Nosotros hoy salimos a la prensa porque nos dan bronca las cosas que se dicen. Nicolás era alocado, siempre andaba contento, todos eran buenos para él. Ese día le dije ‘¿dónde andabas negro?, no te andes metiendo, hijo, que está re feo’, me dice ‘no pasa nada mami’, yo le digo ‘a ese pibe lo mataron porque andaba robando’. Yo capaz que estoy equivocada ahora, capaz que no era así, y él me dijo ‘mami pero por más que él haya sido lo que haya sido no merece que lo hayan matado como lo mataron’. La madre también oscila entre la inocencia y la culpabilidad, entre el confuso “por algo será” sobre el cuerpo acribillado de Diego, y la sensación de que sobre las otras dos muertes no hay explicación. De allí que su encubrimiento desespere más a la propia Policía que salió a mover sus “hilos” sobre el caldo gordo de la inseguridad.La comisaría 28 hoy es un edificio destruido, un fantasma lleno de los restos de la burocracia policial: un fichero sin cajones, una máquina de escribir en el medio de una habitación vacía, armarios dados vuelta bajo un tinglado. Los barrios del Alto son urbanizaciones hechas por el Instituto de la vivienda de la ciudad hace apenas 20 años pero tienen un nivel de deterioro que impresiona. El estado se fue a la comisaría: la comisaría fue destruida por la gente.Alarmas X-28Miércoles a la noche en el Centro Cívico. A las ocho, frente a la plaza que preside el monumento a Roca, los vecinos se reúnen. Son menos que en las marchas anteriores quizás porque nieva. Llegamos al lugar que es pequeño pero está repleto. Megáfono en mano habla un policía, al lado hay otro agente con la camiseta de la selección debajo de la campera azul. El agente pide por la reconstrucción de la comisaría 28; habla en contra del gatillo fácil y menciona sólo uno de los casos (el primero, el asesinato de Diego Bonnefoi): “hay un agente detenido, que actúe la Justicia”, dice. De las otras dos muertes no habla. El discurso general en la reunión es que de los otros dos casos no se sabe, y ese “no se sabe” exculpa provisoriamente al accionar policial. De repente alguien grita “¡La gente del Alto también está acá!”. Un aplauso cerrado se impone: es cierto, hay gente del Alto. Es más: la mayoría de la gente, esa noche, es del Alto. “El pueblo unido, jamás será vencido”, cantan todos. Una vecina nos reconoce como periodistas y nos dice que ella vive en el Alto, y que en las marchas en apoyo a la Policía no sólo está la gente rica y la clase media de comerciantes de Bariloche “como se muestra en Buenos Aires”. “¡Veintiocho! ¡Veintiocho!” ese es el número cábala que gritan los vecinos que piden orden. Anota el enano marxista que llevamos dentro: “Han vuelto las clases a la política argentina. Las clases, pero fundamentalmente las clases dominantes, y su capacidad de producir hegemonía sobre los sectores medios, y hasta sobre los sectores más castigados.” Hay un dato, de la primera marcha (la del lunes 21) hasta esta, estos vecinos notaron que era necesaria una aclaración: que ellos no piden mano dura ni gatillo fácil.Orden y seguridad: he aquí el menú de las nuevas demandas de la sociedad post industrial. “¡Seguridad, seguridad!” gritan lo reunidos en torno al discurso policial. “Sabés qué pasa, macho. Si el pibe ese era mi hijo, te puedo asegurar que no andaba a esa hora por la calle”, nos dice un gordo grandote, tachero de profesión, a la salida del acto. La mirada se centra sobre la víctima. Entonces le preguntamos por la violencia policial. Dice que está en contra del gatillo fácil, y entonces dice “pero”, y en esa inflexión entra la velada justificación de la violencia, el pedido de seguridad, el reclamo “a los políticos que no hacen nada”. ¿Es posible desarmar el argumento blindado de este buen hombre que acaba de aplaudir al policía con el megáfono en mano? El problema es el Estado, o mejor dicho, su ausencia. Porque ante el desamparo – el tachero exuda desamparo- lo que sigue es la producción del discurso del poder, estos es, la Policía como vector del disciplinamiento social de los pobres.Otro que sale nos interpela: “Yo los conozco a todos, soy del barrio Frutillar. El chico puede cometer errores como cualquiera, el papá también. No es que estamos de acuerdo con que venga la Policía y te muela a palos, acá hablan los policías porque no están los referentes que tenemos en el gobierno. Nosotros necesitamos que en el Alto se abra un gimnasio.” Hay ahí un programa y una intuición de las “soluciones”. Más seguridad es más Estado. Lo dicen como pueden.Lo alto y lo bajo“La ciudad es de todos”, dice Pali, 27 años, habitante del Alto de toda la vida, pero luego agrega, la gente del barrio es trabajadora, por ahí nos dicen “los negritos de arriba”. Ahí se cuela la diferencia, en la formas de andar por la ciudad, en los modos de nombrar al otro (los de “allá”, “los de arriba”). La línea está sugerida. Esa invisibilidad aparente de la demarcación parece ser la condición central de su eficacia. Es una línea que no existe, pero que todos ven.Martín es otro militante del barrio. Es un joven nacido y criado en el Alto de Bariloche. “Hace 27 años que estamos bajo este tipo de políticas de un gobierno radical…” Cerca de la casa de Diego Martín tiene parientes, “siempre lo cruzaba”. “Arriba –dice- tenés barrios chiquitos de 140 viviendas y también el barrio Frutillar donde viven 1.400 familias. Yo me considero un militante, tengo ideales, anhelo cuestiones para equilibrar la balanza, tengo seis hermanos, mi familia es de clase trabajadora.” Su familia son los Pargade: primeros pobladores de la zona, de origen mapuche y francés. “Por el lado materno, Quitrupan, por el lado paterno mi bisabuelo fue soldado de Roca. Pero yo soy argentino.” Martín hace una semana que no para, de arriba abajo, de la reunión a la radio. Hace un frío que duele y él anda con su campera de jean (“tiene corderito”, dice), evidentemente hay algo parecido al dolor y la injusticia que le calienta el pecho.Los funcionarios provinciales (gobernador incluido) venía para la ciudad y ante los episodios rajaron para Viedma, el intendente dice que visitó a las familias de las víctimas y la madre de Nico nos dice que eso es mentira y que ni para el sepelio tenía, si no fuera por el Sindicato de Municipales que la ayudó, la Policía se abroquela, encubre lo que puede y busca legitimidad entre los barilochenses que claman por orden y turismo, todos putean al Canal 6.Mientras eso pasa la sangre de tres pibes baja por la avenida Onelli y recuerda que la cana volvió a matar, una vez más, como siempre.El Foro“Era pura la marcha, bien de derecha, bien clásica. El camión del BORA (la infantería de Río Negro), la gente se tiraba encima, parecía Argentina del ‘78”, así arranca la charla con un grupo de jóvenes del Foro de Comunicación de Bariloche, básicamente, pibes que están al frente de radios comunitarias en los barrios pobres del Alto. Todos están conmocionados por lo que pasó e intentan explicarlo desde su experiencia comunicativa y territorial.“Esta separación entre el Alto y el Centro viene desde siempre, pero se acentuó mucho en los últimos 15 años. Históricamente se fijó en la Brown como un muro que no vemos, invisible, pero que está, siempre se habló de la Brown para arriba y de la Brown para abajo. Y es cierto que hay una persecución hacia los chicos del Alto con gorrita, hay un acoso, te cuentan ‘hoy a la noche me agarraron tres veces, me pidieron el documento’.”“Esta violencia que surgió ahora contra la Policía como institución, evidentemente viene no solamente por estas tres muertes, sino que viene por acumulación de años y de historia. Yo soy profesor de Lengua y trabajo con chicos del barrio que te dicen: ‘Me ven mi cara de indio y me hinchan las bolas, y yo no ando metido en nada, no robo’.”“Hay que distinguir por un lado lo la responsabilidad política, que es un tema político, y por otro la pelea más importante que hay que dar, que es la pelea por el sentido común”, dice uno, otro se suma y agrega un cita de Alcira Argumedo: “La penetración del discurso de los medios es inversamente proporcional a la organización política”, y remata: “creo que eso fue lo que pasó, estamos fragmentados”. Una chica que está sentada, mate en mano, se sale de vaina por intervenir: “Vos escuchas a la gente que dice: ‘nada justifica que rompan vidrieras’ en lugar de decir ‘nada justifica que haya pibes muertos’ y eso lo escuchás de tus vecinos, de tus compañeros de laburo. Además lo que movió mucho para que se movilice gente por la seguridad es el tema de la temporada, una temporada segura, ‘que no nos cague la temporada la muerte de este pibe’.”La charla sigue por el camino de los medios grandes y la construcción del estereotipo. “Las noticias que tenés del Alto son siempre sobre que se están matando, siempre son trágicas, no te pasan las cosas culturales, las cosas buenas que se viven en el Alto”, otra chica completa, lúcidamente, “además el mensaje también es: Diego era hijo de chorros, nieto de chorros y no se dice, era hijo de pobres, nieto de pobres, excluido.”Fuente: Ni a Palos

sábado, 9 de octubre de 2010

Jueves 17 junio 17:30 hs

Sergio y Karina se dirigieron hacia calle sobral a observar que sucedía allí, luego de recibir un llamado telefónico donde le contaron sobre lo que acontecía en el barrio. Cuando llegaron allí karina decidió regresar a buscar a sus hijos para dejarlos donde la mamá para luego llevar a su hijos mas grande a una jornada de Bosquet.
Apenas había pasado 10 minutos cuando regreso con sus nenes en brazos a dejarlos donde la mamá, le avisaron que Sergio había sido herido de bala traslado al hospital.

Sergio llego muerto al hospital, fue herido por una bala policial que le provoco la muerte en acto......................

miércoles, 6 de octubre de 2010

Este es un blog de los familiares de las víctimas de la represión policial e institucional del día 17 de junio de 2010 en Bariloche